Ilo, ciudad portuaria del departamento de Moquegua, no solo destaca por su relevancia económica y estratégica en la costa sur del Perú, sino también por el rico acervo de mitos y leyendas que enriquecen su identidad cultural.
Estas narraciones, transmitidas de generación en generación, fueron el tema central de una reciente actividad cultural organizada en Casa Quellaveco, un espacio comunitario promovido por Anglo American para fomentar el diálogo, la educación y la cultura en la región.
La cueva de los piratas
En los escarpados acantilados de la playa Puerto Inglés, los habitantes de Ilo cuentan historias sobre una misteriosa cueva. Según la leyenda, esta formación rocosa, accesible únicamente por mar, sirvió de escondite para los piratas durante la época colonial. En su interior, se cree que descansan cofres llenos de monedas de oro, joyas y otros tesoros saqueados de los galeones que surcaban el Pacífico.
Los relatos añaden un toque sobrenatural: la cueva está protegida por guardianes invisibles, espíritus de los mismos piratas que murieron traicionados por la codicia de sus compañeros.
Algunos pescadores locales aseguran haber visto luces extrañas en las noches de luna llena, y hay quienes dicen que el sonido del oleaje, al entrar en la cueva, se transforma en un lamento profundo, como un eco de aquellos que perdieron la vida buscando riquezas.
La dama encantada
El valle de Ilo es también el escenario de una historia que mezcla misticismo y misterio. Según la tradición oral, un explorador tropezó con un antiguo chombo (vasija funeraria) mientras excavaba en el lugar. Al destaparlo, encontró una mujer de extraordinaria belleza que, sorprendentemente, estaba viva. Ella, conocida como la “dama encantada”, le explicó que había sido sellada allí por un hechizo ancestral y que su libertad dependía de que nadie revelara su existencia.
El explorador, tentado por la posibilidad de cumplir sus deseos, aceptó el pacto. Los habitantes de la zona relatan que esta mujer tenía poderes extraordinarios: podía predecir el futuro, controlar el clima y curar enfermedades.
Sin embargo, su presencia desapareció tan misteriosamente como había llegado, dejando tras de sí solo el recuerdo y la advertencia de que el pacto no debía romperse.
La playa de las loberas
La “playa de las loberas” es conocida no solo por su fauna marina, sino por una leyenda que combina amor, tragedia y justicia ancestral. Se dice que hace siglos, una familia que vivía en las cercanías de esta playa sufría constantes ataques de piratas. Un día, las jóvenes de la familia, mientras recogían leña, fueron sorprendidas y llevadas por un grupo de corsarios. Su abuela, desesperada, invocó a los dioses del mar y lanzó una maldición.
Dicha maldición transformó a los piratas en lobos marinos, condenándolos a vagar por las aguas para siempre. Hoy, los pescadores locales dicen que los lobos marinos de esta playa tienen una mirada peculiarmente humana y que, si uno escucha con atención durante las noches, puede oír un canto melancólico, como si lamentaran sus pecados. Este relato ha otorgado a la playa un aire de misterio que atrae a visitantes de todas partes.
Un puerto con historia y futuro
Además de su riqueza cultural, Ilo posee una historia tangible y significativa. Fundado en la época colonial, ha sido un puerto vital para el comercio y la integración regional. Hoy, su puerto es uno de los tres principales del Pacífico sur peruano, contribuyendo al desarrollo económico de Moquegua y del país.
La actividad en Casa Quellaveco permitió que estas historias, mezcladas con la realidad histórica, se compartieran en un espacio de aprendizaje e integración que contribuye al fortalecimiento cultural de su comunidad, promoviendo el conocimiento y la valoración del patrimonio local.