La conservación de ecosistemas únicos como los bosques de queñua (género Polylepis), un árbol que se encuentra en situación vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) a nivel internacional, demanda soluciones innovadoras y colaboraciones estratégicas.
En esa dirección, Anglo American ha dado un paso notable con la puesta en marcha de su invernadero automatizado, dedicado a la colecta y propagación de esta especie emblemática de los Andes y que ayuda a prevenir la erosión de suelos y la conservación de la biodiversidad asociada a estos bosques ya que es hogar de insectos, aves y mamiferos.
En Quellaveco recibimos hace unos días a Tatiana Boza, científica peruana y una de las voces más autorizadas a nivel global en el estudio y conservación del Polylepis. La bióloga cusqueña —doctora en Biología Evolutiva por la Universidad de Zúrich— quien tiene una amplia trayectoria estudiando la taxonomía, ecología y conservación de este género, y compartió sus impresiones tras visitar el invernadero automatizado.
Desde el momento en que ingresó al invernadero, la Dra. Boza destacó el potencial de este espacio único. “Lo que Anglo American ha desarrollado aquí es un ejemplo de cómo la tecnología puede integrarse al esfuerzo de conservación. Este invernadero automatizado no solo optimiza las condiciones de propagacióny desarrollo, sino que también garantiza un enfoque sostenible para preservar especies como la queñua, fundamentales para los ecosistemas altoandinos”, comentó la especialista.
El invernadero está diseñado para replicar las condiciones condiciones ideales para su propagación y desarrollo de la queñua, un procedimiento que, como parte de su validación metodológica, fue presentado detalladamente a Boza. Ella observó cada etapa del proceso, desde la colecta de semillas y esquejes hasta el menejo automatizado del riego, radiación solar y temperatura.
“La minería, cuando se plantea desde una visión integral, puede jugar un rol clave en la restauración de los ecosistemas. Este invernadero es una prueba tangible de que la ciencia, la tecnología y el compromiso empresarial pueden unirse para enfrentar retos ambientales de manera efectiva”, afirmó Boza.
Durante su visita, Boza recordó la importancia de la queñua, no solo como una especie vegetal, sino como el pilar de un ecosistema que alberga una biodiversidad única. “Los bosques de Polylepis son esenciales para regular el agua en las alturas y proteger los suelos de la erosión. Al restaurar estas áreas, estamos no solo salvando una especie, sino ayudando a otras formas de vida que dependen de ella”, explicó.
Un reconocimiento internacional a los esfuerzos de conservación
En el marco de la conversación, Boza también destacó el reciente reconocimiento otorgado a Quellaveco por el Wildlife Habitat Council (WHC) por la iniciativa “Quellaveco deja huella verde”. A través de este programa, hasta el momento se han forestado 38 hectáreas de queñua producidas en el invernadero inteligente. La meta es llegar a las 100 hectáreas forestadas.
“El reconocimiento a la iniciativa ‘Quellaveco deja huella verde’ refleja el esfuerzo colectivo del equipo técnico en el invernadero automatizado, donde no solo producen plantones de queñua y otras especies nativas con material genético local, sino que también aportan al conocimiento científico. Este enfoque innovador, centrado en la recuperación de bosques y en la sostenibilidad, destaca como un modelo que podría replicarse en otras minas y proyectos ambientales en el país, multiplicando su impacto positivo”, aseveró la doctora.