La región Moquegua tiene zonas importantes para la biodiversidad, como los corredores migratorios de
fauna y microclimas claves para especies endémicas de flora. Aquí habitan el suri o ñandú andino, una
especie protegida del altiplano peruano; y el guanaco, camélido silvestre oriundo de Sudamérica. La
flora es notable con la queñua como emblema, un árbol que ofrece una enorme cantidad de recursos
ambientales (enriquece la tierra, regula el clima, evita la erosión del suelo, etc.). Y en cuanto a los
hábitats, los bofedales son zonas húmedas que sirven de hogar al suri así como a aves migratorias,
además de ofrecer una amplia gama de servicios ecosistémicos. Hoy esta biodiversidad es analizada y
protegida.
Por supuesto, no podremos alcanzar solos la meta de lograr un Impacto Neto Positivo. Por eso,
trabajamos de la mano con el gobierno nacional, el gobierno regional, universidades, ONG especialistas
y comunidad; mientras seguimos buscando aliados que nos ayuden a alcanzar nuestro objetivo. Aún no
existe una experiencia documentada de algún proyecto minero grande que haya logrado el NPI en el
mundo, pero estamos seguros de alcanzarlo.